El negocio legal tiene su inicio en la antigua Roma. Desde aquellos lejanos tiempos hasta ahora, nuestro ejercicio profesional siempre se ha ido cambiando y adaptando a la realidad social. Y, de tantos cambios, van surgiendo nuevas formas de entender la abogacía. No obstante, en la actualidad, siguen persistiendo dos modelos antagónicos de entender la profesión.
El primero es el de tipo clásico: reconocible por los pequeños y medianos despachos, con plaquita publicitaria en la puerta, el traje riguroso y con un trato familiar, aunque profesional.
No obstante, la revolución tecnológica nos está trayendo nuevas fórmulas para el ejercicio del Derecho. Ahora, el mundo está más polarizado. Encontraremos grandes despachos (Big Four) y despachos pequeñitos. No es una sorpresa que advierte que los despachos grandes tienen una tendencia natural a la extinción. Nuevos modelos para nuevas realidades; cada vez es más habitual encontrarnos publicidad de despachos en Google, Instagram e, incluso, en tiktok.

Justamente por la convivencia de ambas formulas, es complicado hablar de qué cosas necesita un despacho de abogados. No obstante, intentaremos hacer un ejercicio de minimalismo intelectual.
Tendremos que separar qué debe tener un despacho en físico y qué debe tener en formato menos tangible.
Iniciando por aquello que podemos tocar, para que cualquier despacho de abogados sea un éxito, debe tener en cuenta la ubicación.
Nuestra sede deberá responder a los criterios de especialización de nuestro despacho, es decir, no tendrá mucho sentido poner un despacho de extranjería en un pueblo pequeño. No obstante, y con los medios telemáticos a nuestro alance, deberemos valorar hasta qué punto la distancia nos es un impedimento para cualquier cosa. Me explico, yo trabajo en todo el territorio estatal. Si tengo que enviar algún documento lo hago a través del mail del juzgado o a través de Lexnet. Si debo enviar un burofax lo hago a través de notific@ados (no les hago publicidad) y si, desgraciadamente debo personarme y me es imposible, tiro de otros compañeros que puedan vivir por la zona. Así de fácil.
Para poder abastar este rango territorial, será imprescindible que tengas aplicaciones de abogados o una amplia red de colaborades para poder prestar servicio donde sea.

Seguidamente y, aunque parezca una obviedad, el mobiliario es imprescindible. Necesitarás de una mesa amplia, que te permita tener varia documentación abierta a la vez. Además, deberás de tener, cómo mínimo, un ordenador. De a poder ser, con dos pantallas, así trabajamos mejor los abogados. Y tratando de ordenadores, no estaría de más tener un programa de contabilidad básica que te ayude a presentar los tributos trimestralmente. También puedes tener un programa de gestión de expedientes para tus casos o, en defecto de ello, sin duda te recomendaré que seas ordenado con el sistema de carpetitas de Windows o Pages.
No podrá faltar la impresora, puesto que aún seguimos usando el papel. Pero claro, siempre y cuando no vulneremos la ley de Protección de Datos.
La apariencia de despacho es casi tan importante como ser un bufete en sí. Así que lo más importante es que, a parte de tener una mesa majestuosa, tengas una silla ergonómica y de calidad y, con ello, otras sillas de diseño para que los clientes se puedan sentar.
En mi caso, debo confesar que tengo dos sillas de escritorio con masajeador incluido. Os prometo que vale cada euro extra que pagué por ellas. No voy a dejar pasar la oportunidad de comentar que, según los gurús del diseño de interiores, ya no se llevan las sillas iguales, pero si a conjunto. En mi personal caso, las sillas de los clientes son el mismo diseño, pero en diferente color.
Siempre será añadido que tengas en tu despacho una decoración típica jurídica. Que si una figurita de la justicia ciega, que si un cartelito con tu nombre + abogada, que si un mazo o algún cuadro. Que la imaginación sea el límite. Así, cuando entre un cliente a tu despacho pueda sentir que está rodeado totalmente de Derecho.
Como antes hemos comentado, el mundo aún funciona con papel. Y es por ello que no estamos ajenos aún a esta realidad, así que, normalmente los clientes nos traerán documentación física. Por ello, el almacenamiento es imprescindible. Tanto el físico como el virtual. Para el físico, la Agencia Española de Protección de Datos nos recomienda que tengamos la documentación que pueda contener información personal -que es casi toda- en un armario, bien almacenada y, sobre todo, bajo llave. Si, esto es así.
A nivel de software, es importante tener asegurada la información que contenemos de nuestros clientes. Para ello, te recomiendo que tengas el mail profesional con la máxima garantía, que te cuides de tenerlo todo en una copia de seguridad extraíble y, sobre todo, todo con contraseña segura.

Si tienes todo lo anterior, ya tienes un despacho de abogados. Pero, como ya hemos comentado, para que sea un éxito, lo más importante es que tengas clientes. De ellos vivimos y para ellos trabajamos. Para encontrarlos te recomiendo quete publicites a través de Google adds -siempre que tengas una buena pág. web-. De no ser el caso, invierte primero en tu presencia en internet. No sufras, intenta darte tiempo y adaptar la publicidad a tu perfil de profesional.
Así mismo, si estás muy apurado, hay páginas web y aplicaciones que venden a sus clientes. No recomiendo encarecidamente su uso pero, para salir de un apuro con falta de clientes, sin duda es una buena herramienta.
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